#MiVidaConTi – Semana 16/40 Embarazo en tiempos de pandemia

¿Os he contado alguna vez que soy hipocondríaca?

Pues súmale una pandemia.

Si, lo sé, hemos venido a jugar pero hay momentos en los que parece que la situación me pasa por encima.

Hay días que me siento grande, poderosa. Soy capaz de crear seres humanos, ¿qué no podría yo conseguir?

Otros, sin embargo, recuerdo que mi sistema inmunitario durante estos meses se asemeja al de una persona de 80 años y que en apenas unas semanas me he convertido en población de riesgo ante el COVID 19 (20,21…) Sin posibilidad de vacuna, con una hija de 3 años que no entiende de riesgo y está en su primer curso escolar, con una sociedad egoísta donde las haya mirando su propio ombligo… me pasa por encima.

Mascarillas en las barbillas, mítines, manifestaciones, elecciones, aviones, celebraciones, teatros, cafeterías, estadios… pues sepan todos ustedes que no se permiten acompañantes en las visitas programadas para el seguimiento del embarazo.

Yo, la hipocondríaca en riesgo de infección grave por coronavirus, tuvo que dar, PRESENCIALMENTE, los datos del padre de la criatura para que la señora obsoleta, con el puesto de trabajo obsoleto, rellenara la más obsoleta cartilla de embarazo.

– ¿Nombre de su marido?, ¿edad?, ¿profesión?, ¿grupo sanguíneo?

– Tendrá que quedar con él en la cafetería, pensé, pero resignada contesté.

– Pues genial Ángela, ahora ya sabes, lleva esta cartilla siempre a tus visitas y recuerda tus vitaminas prenatales.

– ¿Me las puedes recetar?

– No entran por la seguridad social. Cómprate las que tu bolsillo te permita y recuerda no puedes comer jamón, huevos crudos, comidas cocinadas hace días, ni perros muertos. Tampoco es el momento de correr una maratón ni de subir al Everest. Si estás cansada, descansa. Si tienes sueño, duerme. Si tienes angustia, vomita.

– ¿Usted cuánto cobra?, pensé, pero resignada contesté: ¡Gracias!

– Cuídate mucho, nos vemos en un mes para pesarte, ¿eh? ¡Cuidadín, cuidadín!

No os puedo contar, en esta ocasión, lo que pensé solo que resignada contesté:

– Adiós, la que nos espera.

** Embarazo 2

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